Mostrar instantes que de tan vívidos aún perduran. Mostrar otros que luego de un tiempo pierden relevancia y uno no recuerda si no fuera por las fotos. Y siempre con la consigna de no mostrarme a mí mismo, porque lo interesante está delante de la cámara, en lo que la lente y previamente los ojos vieron, no el muñeco que está detrás